Luego de una larga ausencia, el Negro Torres regresa a su pueblo natal, en Cunco, para asistir al funeral de su madre. Allá, sus viejos compinches le proponen montar un negocio para comprar mariscos y luego venderlos. Luego de improvisar los preparativos, pero al volver al pueblo con los mariscos, descubren la gran sorpresa que el destino les tenía guardada.