Tocar en la banda de rock más exigente del mundo alterna el sufrimiento implacable y la gloria fugaz. En el singular entorno creativo de King Crimson (Londres, 1968), conspiran la libertad y la responsabilidad para imponer exigencias extraordinarias a los miembros de la banda, sólo aliviadas por los aplausos de un público cuya adoración amenaza con hacerles la vida aún más difícil.