La pesadilla del fin del mundo parece hacerse realidad cuando la derecha reaccionaria llega al poder democráticamente. Apoyado por las fuerzas de seguridad el gobierno avanza uno a uno sobre los derechos y garantías constitucionales de la nación. El Estado es ahora el garante de la precariedad que agobia al pueblo. Pero ellos encuentran, en la organización colectiva, la forma de defenderse. Encuentran la forma de gritar por un Estado que se preocupe por sus necesidades e intereses. Salen a la calle para imponer su verdad.