A fines del siglo XIX, fueguinos fueron capturados y arrastrados a Europa para ser exhibidos como salvajes en zoológicos humanos. Entre ellos estaba Calafate, un niño selk’nam de 9 años que sobrevivió y volvió al Estrecho de Magallanes. Más de 100 años después, sus últimos descendientes luchan por traerlos de vuelta y así sepultarlos en el Estrecho, para convertirse, probablemente, en el último funeral fueguino de la historia de una etnia al borde de la extinción.