El panorama de los asuntos humanos se encuentra con el hombre con la cámara. Su patio de recreo no tiene fronteras, su curiosidad no tiene límites. Personajes, situaciones y lugares campan a sus anchas en la vida de una humanidad que es a la vez observador y observado. Pero, ¿cuáles son los últimos días de esta humanidad? ¿Ya pasaron? ¿Son ahora o están por venir? Mientras esperan, los astronautas del Atalante, en sus sueños prometeicos, se encuentran con su propia imagen en una burbuja de agua. Por los pasos de los vapores en alta mar, una caricia, una muestra de cariño. En el espejo, cámara en mano, se comprueba, siempre inciertamente seguro, su propia captura dentro de esa corta, demasiado corta, unidad de tiempo. Pero lo que hemos aprendido es que nada dura. Todo lo que tocan se convierte en tiempo, en acción, expectativa y esperanza, recuerda Deméter a la humanidad bulliciosa. Fragmento de fragmentos. Hacer un gesto que elude la melancolía y el juego en un movimiento francamente imposible. El teatro de Kraus en Marte aún no ha abierto, estábamos ocupados anarchivando. Y este drama no puede tener otro espectador que la humanidad.