Entendemos el universo que habitamos a través de certezas y lo unidimensional, por lo que otras lecturas hacia lo fantástico son formas escapistas, carentes de sentido e incluso inútiles. La invitación que les hacemos es que nos introduzcamos en el bosque, saltemos la reja de lo conocido y que nos apartemos de las luces para recorrer cómo aquel cine «fantasioso», obsesionado por lo «raro» y extravagante es también capaz de mirar en profundidad dimensiones de lo humano, lo social y ser incluso más agudo en lo político que muchas obras realistas. No es que el realismo no pueda observar la realidad, sino que el problema es que vemos siempre la misma manera de narrar y mirar una supuesta realidad. Disloquemos entonces la mirada, no nos asustemos si no comprendemos racionalmente o saber que el reflejo en el espejo no somos nosotros sino una imagen siniestra.